En un tiempo especial, único. En un circulo donde no valen identidades particulares: todos somos y estamos. Nos fundimos en ese magma ancestral que nos da nuestro ser, al que reverenciamos durante una noche y tratamos de aportar creatividad y vida. Donde lo encontrado es usado para su continuidad. Donde tratamos de acompañar el cambio de ciclo, armonizar con él y ser el brazo artístico que muestre, un ejemplo a la humanidad de libertad, de multiculturalidad sin fronteras, de respeto al ser humano, al planeta y al universo que amablemente nos da cobijo: el respeto al lugar ha de imperar, no dañamos, solo aportamos instalaciones y acciones efímeras que como vienen, se van y solo queda, el rastro en los corazones, acaso en algún documento gráfico. No estamos de moda, no vendemos nada.